José María Morelos y Pavón
(1765-1815), sacerdote e insurgente mexicano, principal caudillo de la
emancipación de su país tras la ejecución de Miguel Hidalgo y Costilla en
1811.
Nació en la actual Morelia (Michoacán), ciudad en la que
también cursó sus estudios. Era mestizo, con algún ascendiente negro, aunque se
le declaró criollo. Desde 1779 hasta 1790 fue agricultor y arriero en el camino
de México a Acapulco. Después de su ordenación sacerdotal (1795), fue párroco
hasta que, en 1810, se unió a la rebelión independentista de Hidalgo. Morelos se
presentó ante éste con la intención de servir a sus órdenes como sacerdote,
pero, en cambio, fue comisionado para lograr la insurrección del sur. Tras
recibir el mando militar, no tardó en hacerse con el control de un amplio
territorio en el sur de México. Hacia finales de 1811, dominaba parte de
Michoacán, México, Oaxaca y Puebla, siendo reconocido por todos como sucesor de
Hidalgo. En el sitio de Cuautla, que duró más de dos meses (1812), causó grandes
pérdidas a las tropas realistas, lo que le supuso mayor prestigio. Tomó Acapulco
en 1813 y, a finales de ese año, convocó el Congreso de Chilpancingo, que emitió
una Declaración de Independencia, promulgó la denominada Constitución de
Apatzingán (aprobada un año más tarde y que supuso el arranque del
constitucionalismo mexicano) y nombró a Morelos generalísimo del gobierno
insurgente.
En diciembre de 1813, las fuerzas realistas lo derrotaron en Santa
María, momento a partir del cual se vio obligado a mantener una estrategia
defensiva. Destituido de su cargo de generalísimo por el Congreso, formó parte
del triunvirato del Supremo Gobierno en Apatzingán. Acosado por las fuerzas
realistas enviadas por el virrey, Félix María Calleja del Rey, fue capturado en
noviembre de 1815, mientras protegía al Congreso en su retirada hacia Tehuacán.
Después de ser conducido a México, se inició su proceso por un tribunal de la
Inquisición, que lo acusó de herejía y despojó de sus hábitos. Condenado a
muerte, el 22 de diciembre de 1815 fue fusilado. Tras la independencia, se le
convirtió en un auténtico héroe nacional, y para exaltar su figura se levantaron
estatuas y monumentos, se puso su nombre a calles y escuelas, y su ciudad natal
pasó a recibir, en su memoria, su actual denominación.
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Anónimo indígena oaxaqueño, José María Morelos y Pavón, 1812, óleo/tela, 82 x 69 cm, Museo Nacional de Historia. |
Con su ejecución, se da por terminado el primer periodo
del movimiento insurgente en el virreinato de Nueva España.
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Paredes Juan
Editor
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