jueves, 18 de enero de 2018

Nicolás Avellaneda



INTRODUCCIÓN
Nicolás Avellaneda (1837-1885), político argentino, presidente de la República (1874-1880), el último de la denominada República Liberal.


PERIODISTA Y PROFESOR
Nacido el 3 de octubre de 1837, en San Miguel de Tucumán, era hijo del periodista y político Marco Manuel Avellaneda, un opositor a la dictadura de Juan Manuel de Rosas que, de hecho, moriría ejecutado en 1841 tras protagonizar una revuelta contra el referido gobernador de Buenos Aires. Esta circunstancia determinó que el pequeño Nicolás y su madre huyeran ese mismo año al suroeste de Bolivia, concretamente a Tupiza. En 1850, regresó a su país y comenzó a cursar sus estudios superiores. Tras licenciarse en Derecho por la Universidad Nacional de Córdoba en 1855, tres años después obtuvo el doctorado por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Pronto logró gran fama como periodista, trabajando de redactor en los periódicos El Nacional (que llegó a dirigir), El Pueblo y El Eco del Norte (que él mismo fundó en 1855); asimismo, ejerció como profesor de Economía en el centro universitario donde se doctorara.
También por aquellos años inició su carrera política; así, en 1859, resultó elegido diputado por la provincia de Buenos Aires. Luego, entre 1868 y 1873 (durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento), fue ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Desde este cargo posibilitó que se plasmaran los proyectos educativos de Sarmiento por medio de la creación de numerosas escuelas primarias y normales, y colegios nacionales en todo el país.


PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
El 12 de abril de 1874, derrotó al ex presidente Bartolomé Mitre en las elecciones presidenciales (para presentarse a ellas, un año antes había renunciado a su desempeño ministerial). Junto a él, como vicepresidente, se eligió a Mariano Acosta, proveniente del Partido Autonomista de Adolfo Alsina. El 12 de octubre, Avellaneda tomó posesión y relevó a Sarmiento, quien también le había dado su apoyo. A finales de ese mismo año, reprimió una rebelión iniciada por Mitre el 24 de septiembre tras considerar ilegal la elección.
En 1876, logró que se aprobara la Ley de Inmigración (más conocida como Ley Avellaneda), que prometía tierras y trabajo a los campesinos europeos. Un año después, se aprobó, igualmente gracias a su iniciativa, una ley de amnistía general que supuso que pudieran regresar al país muchos opositores políticos y que permitió apaciguar a los seguidores de Mitre. Durante su mandato, la economía del país vivió una notable recuperación, en la que tuvieron mucho que ver el impulso que dio a la red de ferrocarriles (pieza esencial para la integración del territorio argentino), su política de austeridad, el citado fomento de la inmigración, y el inicio de la exportación de carne congelada.
En febrero de 1876, se firmó la paz definitiva con Paraguay, que ponía punto y final a la guerra de la Triple Alianza, cuyos combates habían acabado cinco años antes. Fue el denominado Tratado Machaín-Irigoyen, signado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, el paraguayo Fernando Machaín y el argentino Bernardo de Irigoyen, que dictaminó que el límite fronterizo entre ambos países quedara fijado en el río Pilcomayo.
Otro hecho especialmente destacable de su gobierno fue, sin duda, la denominada Conquista del Desierto, completada entre mayo de 1878 y junio de 1879. Fue una expedición cuyo objetivo era conseguir el pleno control gubernamental sobre todas las tierras que conformaban Argentina. Para ello, encargó al general y ministro de la Guerra, Julio Argentino Roca, comandar la fuerza militar que se trasladó hasta la Patagonia y derrotó y dominó a los indígenas de la región.
Por último, también en lo referente al marco de integración nacional, en septiembre de 1880, poco antes de finalizar su mandato, la ciudad de Buenos Aires se separó de la provincia de Buenos Aires para convertirse en el distrito de la Capital Federal.
Entre sus ministros más destacados se puede nombrar a los ya citados Roca, Irigoyen, Sarmiento y Alsina, así como a Carlos Pellegrini, Victorino de la Plaza y Onésimo Leguizamón.


ÚLTIMOS AÑOS DE SU VIDA
Al concluir su mandato, el 12 de octubre de 1880 cedió la presidencia a Julio Argentino Roca, que había sido elegido para ello en abril y con cuyo gobierno daría comienzo un nuevo periodo de la historia argentina, la República Conservadora, que sucedería a la denominada República Liberal. Antes, en junio, cuando ya se conocía la victoria electoral de Roca, Mitre y el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, lideraron una nueva revuelta, rápidamente derrotada por el presidente electo.
Avellaneda resultó elegido ese mismo año senador, cargo desde el cual logró la aprobación de la Ley Universitaria, que garantizó la autonomía de las universidades nacionales. En 1881, se convirtió en rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Avellaneda fue un hombre de una elevada formación cultural, además de un brillante orador y autor de varias obras de Economía y Derecho. Tras enfermar, se trasladó a Francia para ser tratado de su dolencia. Falleció el 25 de noviembre de 1885, cerca de la costa argentina, cuando regresaba a su país a bordo del vapor Congo.


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